En un reciente artículo, The Economist hace un interesante análisis de la política exterior #china, liderada por su presidente, Xi Jinping. Lo más relevante del artículo tiene que ver con un giro hacia una nueva forma de relacionamiento internacional: una postura transaccional y sistémica.
China percibe, o cree percibir, un debilitamiento en la forma occidental de hacer política exterior, que sumada al interés comercial, busca mantener una imagen de respeto a derechos universales y a la ley internacional. Para China, con la invasión de #Irak (2003), se evidenció una doble moral de Occidente respecto a estos puntos.
La visión transaccional del gigante asiático implica que lo que debe dominar las negociaciones entre países no son “los valores universales” sino el “equilibrio de los intereses de las grandes potencias”.
De acuerdo con The Economist, el mensaje chino de que “la verdadera democracia implica desarrollo económico pero no depende de la libertad política”, atrae el interés de las élites de países no democráticos. Y esto es algo que debemos tomar con pinzas.
La creciente influencia de China en Medio Oriente, en Europa y en Latinoamérica (evidenciada en inversiones y en una próxima reunión con el presidente Lula Da Silva), implica no solo un cambio a nivel de relaciones económicas, sino un intento sin precedentes, estructurado y poderoso, de establecer un nuevo orden mundial.
Lo cierto es que estaremos presenciando, en los próximos años, cómo ambas superpotencias (China y USA / Europa), compiten con dos visiones completamente diferentes de la política exterior. El resultado de ese enfrentamiento establecerá un nuevo paradigma que determinará la geopolítica global de las próximas décadas.
¿Creen que China logre su objetivo? ¿Están de acuerdo con la lógica occidental actual o consideran que la visión china (resultados por sobre libertad política) es un camino válido?