La Organización Mundial de Comercio (OMC) ha emitido un llamado urgente para impulsar la reglobalización en respuesta al riesgo de fragmentación y las crecientes preocupaciones en los flujos comerciales internacionales. Según el Informe del Comercio Mundial 2023 de la OMC, el comercio internacional, basado en un sistema comercial multilateral fortalecido, es esencial para crear un mundo más seguro, inclusivo y sostenible.
En un discurso pronunciado en el Simposio de Política Económica anual de Jackson Hole, organizado por el Banco de la Reserva Federal de Kansas City, Ngozi Okonjo-Iweala, Directora General de la OMC, destacó el papel crucial de la digitalización y del comercio de servicios como potenciales fuerzas desinflacionistas a nivel global. Subrayó la necesidad de mercados internacionales abiertos y previsibles, cimentados en un sistema multilateral de comercio basado en normas sólidas y eficaces.
En lugar de proceder a una desglobalización, Okonjo-Iweala argumentó a favor de reorientar parte de la energía empleada en la deslocalización hacia la «reglobalización de la producción». Señaló que ya se observan elementos de reglobalización en países como Vietnam, Camboya, Rumania, Marruecos y Turquía, que están aumentando considerablemente su participación en las cadenas de valor de una amplia gama de bienes y servicios.
La directora general de la OMC también enfatizó la oportunidad que tienen las empresas de reevaluar su concepción de las economías de escala a la luz de los riesgos de concentración, lo que potenciaría la resiliencia de la cadena de suministro. Abogó por ampliar este proceso de diversificación para incluir más mercados, especialmente de África, Asia y América Latina, que cuentan con buenos fundamentos macroeconómicos pero permanecen al margen de la división internacional del trabajo.
Sin embargo, la visión de un mundo interconectado está amenazada. La «policrisis» en áreas como la geopolítica, salud pública, medio ambiente y economía ha llevado a muchos a argumentar que la globalización expone a los países a riesgos excesivos. Estas opiniones han comenzado a influir en la política comercial, con la OMC observando un fuerte aumento en el número de medidas comerciales unilaterales.
Okonjo-Iweala advirtió que alejarse del comercio abierto y previsible resultaría en un mundo con menores presiones competitivas, mayor volatilidad de precios y peores perspectivas de crecimiento y desarrollo. Además, señaló que habría una transición más lenta hacia una economía con bajas emisiones de carbono y una mayor vulnerabilidad de la cadena de suministro ante perturbaciones imprevistas.
Los economistas de la OMC estiman que si la economía mundial se dividiera en dos bloques comerciales independientes, el PIB real mundial disminuiría al menos un 5%. Como resultado, algunas economías en desarrollo sufrirían pérdidas de bienestar de dos dígitos.
A pesar de todas las tensiones y del escepticismo que rodea al comercio, los costos globales del comercio en producción agropecuaria, manufacturados y servicios han disminuido en realidad un 12% en los últimos 20 años. Okonjo-Iweala declaró que la caída de los costos del comercio de mercancías y servicios demuestra que la globalización puede seguir impulsando el crecimiento, contribuyendo a la eficiencia y las oportunidades económicas, y al mismo tiempo moderando los precios.
La directora general concluyó su discurso pidiendo a los presentes defender el comercio abierto y la cooperación multilateral, sugiriendo que hacerlo podría facilitarles su trabajo en el futuro.